Es jueves 26 de enero, este 2017 no ha venido en son de paz, hemos comenzado el año con tantas incertidumbres, retrocediendo, destruyendo; en dolor.
No es pesimismo, es realismo, no es que crea que todo va a empeorar, al contrario, vivo tratando de hacerlo mejorar, vivo repartiendo mensajes de lucha, mensajes de no rendirse, mas eso no me hace inmune a los golpes. Siempre me he preguntado ¿Por qué termino hiriendo a los que amo? Sin quererlo, sin planearlo, por conjunción cósmica podría decirse. Luego, el dolor, la impotencia de no poder deshacer lo ya hecho, la maldición que se instala dentro, al constatar que la vida se escribe con tinta china, que no hay «Liquid Paper» , que no es posible editar el pasado. Pensando en esto y luchando con esos Arcontes escucho mi nombre sonar, viene de abajo pienso, es una voz de hombre pero no la identifico. ¿Quién será? Sin asomarme y con moderado mal tono voceo un semi-rustico ¿Quien es? y para suavizarlo un poco vuelvo a vocear «Un Momento». Estoy vistiéndome para salir a buscar el pan. Abro la puerta y me encuentro que la voz que me llama es la de mi viejo amigo Pedro Eduardo Guerrero Guerra, tan cerca de la puerta que me sorprende. «Pedrín», tanto tiempo sin verlo, esta en mejor forma física, mas preciso de palabras, más afinado de pensamientos y derramando un mejor arte sobre todas las paredes que sus brochas, pinceles y latas de aerosol alcanzan. «Pedrín», soñador a tiempo completo, luchador incansable, concientizador de masas que a veces no quieren ser concientizadas, pintor, escritor, defensor de Gaia, cazador profesional de dragones y fan de Ozzy Osbourne como nadie más. Desde hace un rato largo viene dedicándole una parte importante de su tiempo y de su talento al arte callejero, urbano como le llamamos ahora. Me lo llevo a hacer un par de diligencias y regresamos a mi espacio, charlas interesantísimas, me encanta lo que está haciendo ahora. Ya verán a que me refiero.
Es en Villa Mella, en la Avenida Hermanas Mirabal, es una de las columnas que sostiene las vías del Metro de Santo Domingo, su temática ha cambiado poco o nada desde los 80’s a la fecha pero los métodos y técnicas que está utilizando para decir lo que siempre ha dicho han mejorado de forma drástica, que toque tan mágico has desarrollado hermano.
Me cuenta también que está ayudando con la película de Jack Veneno, pocas personas saben más que Pedro de Jack, el fundió con la Lucha Libre, es un luchador aunque no sea grande ni corpulento.
Llega la hora de separarnos, yo a comprar la comida y él a su casa, gracias Pedro Eduardo, por traerme tu rayo de luz, gracias por extender tu mano dentro del agujero del conejo para que yo pudiera escalar por tu brazo hacia afuera porque a veces el monologo asfixiante de las dos versiones de la oruga azul me mantiene desesperantemente anestesiado.